artecisoria

De tapas por Sevilla

In Restaurantes on 21 noviembre, 2010 at 0:18

La oferta de tapas en Sevilla abruma. Una viene para un fin de semana y trae casi una decena de recomendaciones, imposible probarlos todos aún contando con un estómago que no se amilana ante nada.

Como por alguno hay que empezar, me quedo con El Rinconcillo (calle Gerona, 40), un histórico, un imprescindible. Tres siglos después de su fundación ahí sigue, alimentando a un público bastante variopinto: hay jóvenes sevillanos, señores y señoras de bien y bastantes extranjeros que vienen siguiendo la recomendación de alguna guía.

 Ni muy grande ni muy pequeño, aquí se puede tapear de todo y mientras se mira la carta los ojillos también se van a los jamones que cuelgan del techo y a esos azulejos en azules y amarillos tan andaluces. Aquí, como en tanto otros lugares de Sevilla, la tapa de espinacas con garbanzos es sobresaliente. Al bacalao también se le tiene muy en cuenta por estas tierras. En El Rinconcillo lo preparan con tomate y también es el corazón del clásico soldadito de Pavía. Brillan en este lugar las chacinas y aún tengo fresca en la memoria la imagen de unas norteamericanas mirando un platito de jamón ibérico y esa expresión en su cara de no haber visto nada igual. Las ensaladas, las tortillas rellenas y carnes como la presa y el solomillo completan una carta que no hay que dejar de probar si se pasa por esta ciudad.

 

Las croquetas y los pavías de bacalao de El Rinconcillo

Tortilla rellena de espárragos trigueros

Ya en el corazón del barrio de Santa Cruz, en la calle Mateos Gago, uno solo tendría ojos para la Giralda si no fuera porque está lleno de bares, tabernas, restaurantes, bodegas… Y entre ellos el de Álvaro Peregil (calle Mateos Gago 20). Con pocas mesitas, es difícil coger sitio, así que recomiendo quedarse directamente de pie, en una barra de poco más de un metro donde caben muchas, muchas tapas que se sirven ágilmente y se acompañan de vinos que escucho aquí por primera vez en mi vida: vino de naranja y de fresa (me cuenta el camarero que se añade cáscara de naranja o fresas en la fermentación del vino). De tapitas los garbanzos pero también el salmorejo, las migas, el queso. Y muchos montaítos: de pringá, de carne mechá, de melva con pimiento, de salmón con queso fresco, de jamoncito con roquefort…

Vista de la barra del bar Álvaro Peregil 

Las migas y los garbanzos

La tapita de salmorejo, con su jamoncito y el chorrito de aceite de oliva

Nos despachamos a gusto y nos vamos casi sin hambre pero como las ganas siempre nos sobran, hacemos una nueva parada unos pasos más abajo, en la confluencia de la calle Mateos Gago con Rodrigo Caro. Es la bodega Santa Cruz; “qué gentío”, pensamos, es buena señal y vamos pa’ dentro. Aquí la especialidad es el montaíto de pringá pero casi diría yo que todo es especialidad: el caldo del día, las espinacas cinco quesos (insuperables), el atún al azafrán, las croquetillas… Aunque si de algo anda sobrado el local es de buen humor: al servirnos las almejas el camarero nos dice con la cara muy seria “cuidado y no me pierdas las cáscaras de las almejas que luego tengo que rellenarlas”. Así que no puedo evitar comérmelas entre risas y mucho ruido, el de las conversaciones alegres que invaden el local y permiten escuchar peticiones tan extrañas como “un rioja con limón, jefe!!”. ¿Estará bueno? Por ahora no me atrevo y a la salida una solo piensa en siesta.

Espinacas cinco quesos y almejas

Atún al azafrán

Tanto en El Rinconcillo como en la bodega Santa Cruz, no hace falta ni calculadora ni caja registradora, las cuentas se echan con tiza sobre la barra del bar

Siesta quizá sea demasiado pero descansar en algún rinconcito pintoresco, por qué no. Ahí van tres sugerencias. 

Bajando por la calle Mateos Gago, justo antes de llegar a la catedral, a la izquierda, está escondida esta placita de Santa Marta. Desaparece el bullicio y el silencio se apropia de este rincón sevillano poco frecuentado. 

Este es un patio particular al que solo podrán acceder los expertos en allanamiento de moradas pero no me he podido resistir a ponerlo ¿a qué invita a reposar después de una contundente comida?

Por la zona de la calle Vida y el callejón del Agua está la plaza de doña Elvira, un rinconcito dominado por el olor de los naranjos

  1. Ay, cuántos recuerdos… ¿sigue el cartel de El Rinconcillo que prohibía escupir y cantar? jeje qué guasa tienen los andaluces y qué curioso que las dos fuéramos a parar a la calle Vida. La foto de perfil de David da cuenta de ello ;-).

  2. ¡que cositas más ricas, Sandra! ya me gustaría andar por ahí. si mal no recuerdo, hace 15 años estuve por la plaza de doña Elvira, recuerdo que estaba caminando por una callecita y de pronto salí ahí. muy bonito.
    ¡saludos desde el veranito bonaerense! 🙂

  3. Sigue el cartel Vane. Y en la taberna de Alvaro Peregil uno muy gracioso en la puerta del baño que decía «Prohibido correr por los pasillos del WC». Y al abrir la puerta había un ancho de medio metro y un urinario empotrado en la pared.

    Muchas gracias Mandarina por tu comentario y feliz verano!

  4. Buscando información sobre dónde tomar Tapas en Sevilla me encontré con tu blog y siguiendo la recomendación fuimos a El Rinconcillo. Te enlazo la dirección a mi blog y a la revisión del restaurante en concreto para que veas que nos gustó, y mucho! Mil gracias

    http://thecookrocker.wordpress.com/2012/09/04/el-rinconcillo-sevilla/

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